jueves, 24 de marzo de 2011

HISTORIA DE LA ESCUELA MARIA ENRIQUETA

LA ESCUELA PRIMARIA ART. 123 “MARIA ENRIQUETA”
Por el Prof. Juan C. Olmedo Mejía
           
La primera escuela primaria que hubo en poza rica, nació en el año de 1933. Tenía solamente una aula donde había más de 35 alumnos entre varones y mujeres, y estaba atendida por la profesora Esperanza Morales Mérida, pionera de la educación en este lugar. Ubicada en lo que ahora es la llamada Colonia Obrera, la escuela era de carácter particular y sostenida por la Compañía de Petrolero “El Águila”.

Esta escuela adquirió la categoría de Primaria art. 123 en el año de 1934, y la Secretaria de Educación Pública la tomo bajo su responsabilidad incorporándola al Sistema Federa. Y a partir del 21 de marzo de este mismo año, quedo bajo la dependencia de la Dirección de Educación Federal en el Estado de Veracruz.

A pesar de que se trabajaba en dos turnos, la escuela comenzó a presentar insuficiencia de cupo; y la Empresa se vio obligada a construir cuatro aulas mas que fueron inauguradas el 30 de abril de 1936.

Este problema de insuficiencia de cupo, siguió manifestándose debido al constate aumento de la población escolar, por eso en el año de 1937 se construyeron otras cuatro salas, dos para aulas, una para la oficina de la dirección, y la otra para una bodega. Además se doto a la escuela de unos juegos infantiles, y en el año de 1938 la Secretaria de Educación Publica le otorgo la categoría de Escuela Primaria Urbana.

La administración, ahora ya, de Petróleos Mexicanos, durante el gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas, siguió atendiendo las necesidades de la escuela, construyéndole más aulas, dotándola de mobiliario acondicionándole una cancha deportiva para basquetbol y volibol, y apoyando el aumento de personal docente.
Para el año de 1940 había más de 600 alumnos y una planta de 10 maestros.

            Ante el inevitable crecimiento de la escuela y los problemas que ello ocasionaba, hubo la preocupación por encontrar una solución definitiva. Fue así como en el mes de marzo de 1941 se solicito el respaldo del Comité Ejecutivo de la Sección 30 de trabajadores petroleros, para conseguir que la empresa de Pemex construyera una amplia escuela Art. 123. Para justificar esta demanda,  se entrego un proyecto para la construcción del dicho plantel educativo; se entrego también un censo escolar legalizado por las autoridades del lugar y del Gobernador del Estado; también un plano de la escuela con capacidad para más de mil alumnos, y fotografías de alumnos estudiando en los corredores. La escuela debía contar con todos los anexos necesarios que requería una escuela moderna, completa y funcional.

            Dos años después, el 17 de marzo de 1943, cuando el Gral. Ávila Camacho, presidente de la republica, visito esta ciudad, fue la Profesora Esperanza Morales la que personalmente volvió a pedir la construcción de la  escuela Art. 123. Por esos mismos días de aniversario de la Expropiación, los dirigente sindicales también solicitaron al Señor Presidente, la construcción de unos edificios públicos como OBRAS SOCIALES: el Mercado, el Hospital, el Edificio Social de la Sección 30, la  Cooperativa de Consumo, un Cine-Teatro; y aunque los lideres no consideraron la necesidad de tener una escuela apropiada, el Sr. Presidente recordó la petición de la maestra y la agrego al conjunto de las Obras Sociales.

El nombre de “MARIA ENRIQUETA” le fue impuesto oficialmente en el año de 1946.

            Cuando llega el año de 1947, el flamante y monumental edificio de la escuela con sus 38 amplios salones, y con todos los anexos para todos los servicios, esta con las puertas abiertas para recibir acerca de dos mil alumnos con un personal de 31 maestros, y trabajar en sus dos turnos, matutino y vespertino. La inauguración fue el 18 de marzo de 1947; fue un acto relevante y de mucha transcendencia para Poza Rica. Allí estaban los que dieron: el Senador y Director de Petróleos Mexicanos. Sr. Antonio J. Bermúdez., y el benefactor de la educación en Poza Rica, Ing. Jaime J. Merino, Superintendente de Pemex, ambos satisfechos y muy orgullosos. Allí estaban también los que recibieron: maestros, alumnos, padres de familia, autoridades escolares, y representantes del Sindicato de Petroleros; todos muy complacidos.

            También estaba allí, quien desde Palma Sola trajo la semilla buena de la educación y la sembró en tierra fértil. Broto la planta, y día con día, año con año, con esfuerzo y tenacidad, con sacrificio y valentía, y con inmenso cariño la cuido como si fuera una madre. En esa ocasión la vi como era, erguida y serena, con una expresión de singular felicidad; sabía yo que su corazón reventaba de gozo, y que su alma se elevaba para deshacer en lluvia de gratitud para quienes le dieron una casa grande para sus niños, para su escuela Art. 123. Fue un hermoso regalo para su escuela que cumplía 14 años de edad. Fundadora y única fue la maestra ESPERANZA MORALES.

            Y esta escuela de mampostería que fue inaugurada hace 50 años está cumpliendo con su destino, y lo seguirá haciendo por los tiempos venideros. La semilla fue buena y generosa, y los frutos han sido de excelencia.

PALABRAS

PALABRAS A MARIA ENRIQUETA
Por Fernando Gutiérrez Calderón
Madre eterna del niño mexicano
Permite con mi mano,
Con la fe escurrida entre los dedos,
Ponga a tus pies el cálido homenaje
Que, por tratar los horizontes nuevos,
Estrellas de minerva en el celaje,
Tu efigie se merece.

Porque tu nombre es el sol que resplandece
Desde el océano azul hasta la cumbre
Donde el águila es vértice de lumbre
Es señorial y policromo encaje
Que al Anáhuac le rinde pleitesía
Como a ti, reverente, el alma mía.

Yo escuche de tu latido el canto
En sístoles y diástoles de fiesta,
La voz y el corazón levanto
Para llegar hasta el jardín, MAESTRA,
Donde se aspira la sutil fragancia
De los rosales con maternas ansias
Que planto tu ternura en tierra  nuestra.

En el panteón del  Lar Coatepecano
Deja una flor mi agradecida mano,
Una rosa gentil y volandera
Con aroma de patria en la corola
Y matiz de bandera.

Una flor  tricolor, cual la sandia
De tu alma, en rebanadas repartida
Con unción entre la chiquillería
Cotidiana en las aulas, por ti amadas,
Al ritmo jubiloso de la vida
Mientras suelta el reloj sus campanadas….

El parvo verso mío
Es el cuello del cisne que interroga
Sobre un largo confuso de albedrio
Al numen que se ahoga.

Y tu María Enriqueta
Marcas ruta a mis ansias de poeta.

Estas en mi lira y en mi mente
Con estas en la faz del continente,
De la docencia al filo
Con lo augusto y sublime de tu estilo,
Cincelado en la infancia diamantina
Las facetas del alma cervantina……
Porque cervantes, en castizas auras,
Transporto en compendio  de palabras,
Sobre el Atlántico Mar que aun lo separa
Hasta lo agreste y feraz de tu paisaje,
El polen español que fecundara,
En  el habla, la flor del mestizaje.

Y tú la embajadora
Secular de mi tierra soñadora,
Con la vehemencia de tu alma nívea,
Mostraste al orbe esa fragante orquídea
Que florece, al par que los afanes,
En el apice real de los volcanes
Con cantos zalameros
Que esparcen a su vera los luceros…..

Con pasitos de seda
Caminaste por otras latitudes
Proyectando  una luz de luna nueva…
Y fueron tus virtudes
Azúcar mexicana colocada
En la boca amargada de pueril muchedumbre
Que compartía una lid de incertidumbre……
……………………………………………………………………

La patria te esperaba
Y regresaste a ella con el beso
De la hija prodiga y amada
Que besa a la madre en cada rezo…….

                              II

La tierra de México ha cubierto
Tu noble cuerpo yerto,
Pero la eterna esencia de la idea
En la párvula testa serpentea
Y continúa su viaje
Por la verde pradera y el boscaje
Matizando el rocío de las mañanas
Preñadas de sol y de campanas
Mientras tornase flor, en lontananza,
El sublime botón de la esperanza……..
Yo que llenara el jarro de mis cuitas
En tu  rio de comprensión y de cariño,
Con la nieve en las sienes, soy un niño
Al evocar tus versos, margaritas
Y trinos de calandria enamorada
Cincelando la palabra alada

Sobre árbol milenario,
Sobre la piedra vuelta calendario
Hasta la cibernética proclama,
Civilizante llama
Que transformo el silvestre territorio
En floreciente emporio……..

                          III

Te nombrara mi voz cada momento
Como se nombra a  México, mi mano
Buscara de tu herencia el bastimento
Que he de compartir con cada hermano
En esta patria nuestra
Que tu ayudaste a conformar, MAESTRA.

Cogollo de mi lira, tu grandeza
Que anima de mis versos la parvada
A aletear en la silva improvisada
Mientras la fe te besa
Con el cálido amor de los amores,
Porque trocaste la maleza en flores….
………………………………………………………….

En el panteón del lar Coatepecano
Deja una flor mi agradecida mano…...

" YO CONOCI A MARIA ENRIQUETA"


ART. 123
MARIA ENRIQUETA

“… YO CONOCI  A MARIA ENRIQUETA”
Entrevista  a la Profra. Ninfa Namorado Urrutia.







  Por la Profra. Liliana Guerrero Nolasco.
Nos decía la maestra Ninfa:
“… Así es, efectivamente, conocí a María Enriqueta en la ciudad de México, hasta donde viajamos junto con dos muchachitos que ganaron el concurso de aprovechamiento, una niña de apellido Macay, alumna de la maestra Teresa Castro; otro jovencito cuyo nombre no recuerdo, la Maestra Esperanza, el señor que nos llevo y yo. Fue una odisea llegar hasta ella, ese señor de apellido… Malard, que vendía cosas para la banda de guerra, era muy amigo de la Maestra Esperanza y por medio de los contactos la visita a María Enriqueta, no recuerdo muy bien la fecha, pero si, la emoción que me causo verla. El Señor  Malard, amigo de la poetisa brinco la barda de la casa donde ella vivía, allá por el rumbo de Santa María de la rivera, sus familiares la tenían como abandonada y no permitían verla, pero el Señor  Malard era muy osado; María Enriqueta nos recibió en la sala de su casa, era hermosa, se mostraba lucida, con la que platicamos amenamente de sus viajes, sus recuerdos, sus libros y a su vez a ella le intereso saber sobre la escuela de Poza Rica, que llevaba su nombre. El Señor Malard le dijo: -haber Quetita, tóquele una pieza a la maestra esperanza y a  miss Carola (así me decía a mi) – fue entonces cuando ella ejecuto varias piezas al piano magistralmente. Para María Enriqueta fue muy grato recibir visitas, estaba feliz, pude observar en su casa muchos recuerdos de sus viajes por Europa, en donde vivió muchos años, las cortinas de las ventanas, eran  tejidas a mano y sobresalían los nombres de México y España entrelazados, recuerdos como esos y la imagen de ella sentada al piano, con el velo que cubría su pelo, es recuerdo inborrable".
- Nos seguía expresando la maestra ninfa, pensativa, recordando tristemente:
“ Nací aquí en Tuxpan y aquí viví mi infancia y adolescencia, de pequeña fui tan inquieta, me gustaba mucho bailar, cantar y andar brincando. Mi padre de oficio orfebre, tenía su propio taller aquí en la casa y fue el primer maestro de sus hijos, gustaba de enseñarlos a leer y escribir desde muy pequeños, fui la única de mis hermanos que fue a la escuela desde primer grado. En la “Antonia Nava” y en la “Enrique C. Rebsamen” hice la primaria, en la “Manuel C. Tello,” la secundaria y el bachillerato. Posteriormente me traslade a la ciudad de Xalapa a estudiar para maestra, pero como era Bachiller revalide muchas materias y termine la Normal más pronto, después continúe estudiando el primer año de Educadora…”

“ Yo llegue a Poza Rica porque la Maestra Esperanza fue Profesora, de mi hermano aquí en Tuxpan, en el Colegio de la Maestra Saturnina Cabrera, y ella supo que yo ya había terminado la Normal de Xalapa, pero mi papa decía que yo estaba muy chamaca, pero antes que el terminara de decirle que no, yo había aceptado: muchas veces pase por Poza Rica cuando viajaba rumbo a Xalapa, por aquel entonces era un campo petrolero, me ofreció venir a trabajar aquí a la “María Enriqueta,” pero ella no estaba acostumbrada  a la cuestión sindical y la plaza no me iban a dar luego, además a mi me veían muy chica, así que me presento con el Ing. Merino, a quien le dijo: -Señor Ingeniero, lo prometido es deuda, aquí le traigo a la maestra que usted solicito- se paró el Ingeniero y le dijo en voz alta –pero Esperanza, te pedí una maestra y no una chamaca irresponsable,  -Así me dijo el Ing.- y antes de que la maestra contestara, que le contesto yo: - Señor Ingeniero, me perdona y con todo el respeto que se merece,- Usted no me conoce y si algo me han enseñado a ser en mi casa es a ser responsable y además fui a una escuela que me preparo para trabajar.- (La Maestra Esperanza estaba sufriendo por mis contestaciones.) El Ingeniero se paro, me palmeo el hombro y me dijo:- “Bien recibida”. Entonces empecé a trabajar  en lo que es el Tamabra, ahí era un galerón, que servía de comedor, empecé con poquitos niños, y después fue creciendo hasta formarse una escuela completa, que hacia todo lo que una escuela grande: Desfiles, Festivales, Demostraciones, recuerdo el primer día de las madres, el Ing. Merino llego al salón y después de la fiesta me pregunto: ¿Y el pianista quien lo trajo?  - Yo – conteste, -¿De dónde?- de Tuxpan -¿Quién lo pago?, - Mi papa - ¿Y por qué?  -¡ah! porque tiene que cooperar con su hija, -A partir de entonces dio instrucciones para que se me auxiliara en las necesidades de la de la escuela, (la escuela  de alta arriba, como le decían a Loma Bonita) en el interior del campo, era como una extensión  de la María Enriqueta, pero después se hizo independiente y se formo lo que ahora es la Escuela “José Colomo”. –Yo guardo muy gratos recuerdos de todos, de todos…..”

Conocí a la Maestra Ninfa en 1989, cuando llegue a la “María Enriqueta”, ya estaba próxima a jubilarse y su salud se veía constantemente afectada por las enfermedades de la garganta, que el mal tiempo acentuaba, pero aun así, trabajaba con amor, con verdadera dedicación, trataba con cariño a sus alumnos.
Fundadora de varias escuelas de poza rica, la tierra en la cual fructifico una de las mejores Maestras, de las tantas que han tenido la Escuela Articulo 123 “MARIA ENRIQUETA”, y que hizo escuela alado de la Maestra Esperanza, ultima de sus condiciones y que estuvo al frente como Directora General de la misma en el Turno Matutino hasta su jubilación.